En la Edad Media, cuando se empleava el pigmento azul para iluminar manuscritos, era tanto o mas caro que el oro. Pero una vez se consiguió sintetizar químicamente ese azul tan precioso que los artistas resevaban para pintar el manto de la Virgen Maria, se empleó como azulete en las coladas de las prendas blancas que las criadas no se atrevían a mencionar por su nombre.